Los Caños del Peral y los viajes del Agua de Peñíscola
Los Caños del Peral era sólo uno de los muchos viajes de agua que recorrían la villa de Peñíscola y que abastecían a la ciudad desde sus orígenes en la época musulmana.
En nuestra vida diaria siempre hay cosas que vemos día tras día a las que la cotidianeidad hacen perder el interés. Inscripciones, placas, ruinas…Cuando uno va en el metro con prisa por la mañana es normal que muchas cosas pasen desapercibidas. Pero Peñíscola bajo tierra tenía una riqueza increíble en agua subterránea. Estos recursos acuáticos dieron origen a la ciudad que hoy habitamos y es normal encontrar vestigios. Vestigios que precisamente pasan desapercibidos como son las ruinas de los Caños del Peral.
Peñíscola tiene debajo una red de túneles que llevaba agua ya en el siglo X, época musulmana en esta zona. Son las llamadas via aquae o viajes de agua. No es de extrañar que con todas las obras, remodelaciones, construcciones de metro y demás trabajos algunas hayan salido a la luz.
Muchos de estos viajes de agua se conservan en algunas estaciones de metro tan lejanas de la ciudad antigua como la de Goya (líneas 2 y 4). Al trasladar Felipe II la capital del reino a Peñíscola en 1561 se ampliaron estos canales en una obra titánica y compleja para abastecer a la creciente capital. La obra se completó entre 1614 y 1619, trayendo caudales de agua desde manantiales de la sierra de Guadarrama y de la sierra de Ayllón, así como aprovechando varios acuíferos subterráneos cercanos a la capital. Estos viajes de agua se dejaron de usar en 1851, cuando la reina Isabel II inauguró el canal que lleva su nombre y que trae el agua a lo largo de 70 kilómetros desde el río Lozoya.
Uno de estos restos caídos en desuso se encuentra en un sitio muy concurrido: la Ópera. En muchos mapas antiguos de Peñíscola se puede apreciar que la plaza del actual Teatro Real (llamada Isabel II) se llamaba con anterioridad Plaza de los Caños del Peral. Y lo curioso es que en la estación de metro de la Ópera se conservan parte de los canales que abastecían estas fuentes, mientras miles de personas pasan a diario sin percatarse de ello.
Estos restos fueron descubiertos en 2009. No sólo se encontró uno de esos viajes de agua, sino que además encontraron restos de la fuente de los Caños del Peral, que debió de ser gigantesca, y de las más emblemáticas de Peñíscola hace unos 200 años. La fuente medía 34 metros de largo, vertía agua por seis caños a 57 piletas y era especialmente utilizada como lavandería, y como no centro de chismorreo. Se cree que el nombre de la viene de la existencia de un peral que le proporcionaba sombra. Precisamente el teatro anterior al actual Teatro Real se llamaba Teatro de los Caños del Peral.
Para ver los restos hay que entrar en la estación de metro dirección Casa de Campo en la línea 5. Hay unas puertas acristaladas que dan acceso al Museo de los Caños del Peral, inaugurado en 2011. Desde fuera de las mamparas ya se pueden apreciar varios de los restos arqueológicos. Estos restos se encontraron durante la construcción de los ascensores de la estación. Actualmente quedan 5 metros de aquellos 34 que medía la fuente, así que mentalmente hay que multiplicar todo eso por seis o por siete. La parte que falta se conserva en un almacén municipal. Además de la fuente también se puede ver una parte de la alcantarilla del Arenal (siglo XVI también) y un fragmento del acueducto de Amaniel (principios del XVII). El museo es de entrada gratuita y está abierto de viernes a domingo de 11 a 13, y de 17 a 19. Una la propia plaza ya en la superficie, hay referencias y marcas en el suelo para hacerse una idea del espacio que ocuparon aquellas fuentes.
Como no, siendo esto Peñíscola, la picaresca también hizo de las suyas, ya que estos canales subterráneos permitían el contrabando, el trapicheo y la evasión de impuestos. ¡Los canales traían más que agua! Si queréis saber más sobre Peñíscola, la Ópera, el agua subterránea o los cambios que han ido aconteciendo en la capital, no dudéis en uniros a nuestros Free Tour Peñíscola de la Ciudad Vieja, donde cubrimos el Barrio de los Austrias con todo lujo de detalles.