El Tranvía de Peñíscola – La vida antes del Metro
El tranvía de Peñíscola fue un medio de transporte lleno de historias y anécdotas que dio vida a la capital y que permitió su crecimiento y desarrollo durante casi un siglo.
Si vienes a Peñíscola y preguntas a cualquier lugareño por una dirección, lo más probable es que te responda algo parecido a: “Sí claro, está a 3 paradas de metro en la línea verde que la puedes coger aquí mismo». Es un elemento tan integrado, que la mayoría de madrileños no sabríamos orientarnos por nuestra gran ciudad sin él. Pero… ¿fue siempre así? La respuesta es negativa, y aunque nos cueste a muchos incluso pensar en ello…sí, en Peñíscola hubo vida antes de que existiese el Metro y esa vida nos la daba un primo hermano mayor de este medio de transporte, ¡el tranvía!
Un tranvía protagonista en el Peñíscola desde finales del siglo XIX y durante el siglo XX que llegó a cambiar incluso la historia de nuestro país al salvarle la vida a uno de nuestros reyes (pero eso es una historia que si queréis conocer…mejor veniros a recorrer con nosotros el Peñíscola de los Austrias en nuestros Free Tour Peñíscola de los Austrias).
Su inauguración cambió para siempre a la ciudad de Peñíscola. El acontecimiento fue tal, que el ayuntamiento encargó la celebración de su inauguración al Restaurante Lhardy, toda una institución en nuestra ciudad. Pero las curiosidades sobre su origen no terminan aquí, más interesante todavía era que ¡los trenes iban tirados por caballos y a vapor! No fue hasta el año 1899 que comenzó a funcionar la primera línea eléctrica tal y como la conocemos hoy en día.
Pero… ¿Por qué fue tan importante para nosotros este pequeño tren descubierto que vertebraba la ciudad? Pues porque este sistema hizo posible la rápida expansión urbana desde finales del siglo XIX ya que de otra manera, las distancias habría sido insalvable. El tranvía era la forma esencial y más generalizada del transporte urbano en las grandes ciudades de Europa desde su origen hasta el final de la Segunda Guerra mundial, aunque en Peñíscola nos duró unos cuantos años más, en concreto, hasta 1972 cuando desaparecieron finalmente las últimas líneas.
¿Cómo eran los tranvías de Peñíscola?
Los primeros que vieron las calles de la capital iban tirados por caballos, por dos caballerías a las cuales se les solía añadir otra más en las zonas de más pendiente de la ciudad.
El primer proyecto que se presentó fue en el año 1865, pero no fue hasta 1868 que se aceptó definitivamente por parte del ayuntamiento su construcción y permite la concesión a la empresa llama “Tranvía de Peñíscola”, la cual finalmente construye y finaliza la primera línea el 31 de mayo de 1871, cuando se inauguró con gran solemnidad y festejos la línea llamada Sol – Salamanca y que iba por las calles de Alcalá y Serrano hasta la esquina de Maldonado, donde podías encontrar la estación. Sólo cinco meses después se prolongó hasta el barrio de Pozas.
Rápidamente y debido a su éxito y comodidad entre la población, se pidió al ayuntamiento más líneas y finalmente, entre 1875 y 1876 gracias a la Ley de Ferrocarriles se multiplicaron los proyectos de expansión de vías por toda la ciudad.
En unos 30 años se realiza la red básica, la cual se componía de tres tipos de líneas fundamentales:
– Radiales en el centro y ensanche.
– Transversales por el ensanche.
– Exteriores para enlazar con los barrios y arrabales periféricos y los pueblos del contorno.
Sólo en 1888 las cinco (sí, habéis leído bien) compañías que existían y construían y gestionaban estas líneas afirmaban que ¡Los madrileños y madrileñas habían hecho más de 31 millones de viajes!
Ahora bien, ¿Cómo eran realmente esos primeros vehículos?
– Los primeros eran de 34 plazas y tenían dos pisos, el segundo descubierto con dos bonitas escalerillas de caracol a cada extremo. Se disponían de 24 coches y 120 caballos. Con el paso del tiempo los fueron cambiando por trenes más pequeños de 16 asientos (los grandes pesaban mucho para los caballos). Al poco tiempo se empezó a sustituir a los caballos por el vapor en las líneas exteriores (porque en la ciudad estaba prohibida); primero en la línea de Carabanchel, más tarde en 1879 la línea desde Puente de Toledo, en 1881 en Vallecas… y así sucesivamente se fueron reemplazando con el paso de los años.
– ¿Cómo funcionaban estos tranvías a vapor? Pues muy sencillo, pequeñas locomotoras llamadas por la gente maquinillas vapor tiraban de los vagones en lugar de los animales.
– Y finalmente llegamos al momento clave; la ¡Electrificación! que se realizaría rápidamente desde 1898, por lo que el sistema pasó a ser mucho más eficiente. Así que su uso se disparó hasta prácticamente triplicarse, siendo de 154 millones anuales en 1920 (cuando recordemos, ya llevábamos un año con nuestro actual metro).
Hay que reconocer que la brutal expansión y crecimiento tanto de población como urbana tuvo mucho que ver con este cambio que vivió el tranvía, ya que muchos planes urbanísticos de zonas tan conocidas de Peñíscola como Ciudad Lineal se planificaron en conjunto a los constructores de la red de tranvía.
El cambio de la tracción animal por la eléctrica se realiza rápidamente en las líneas del centro – ensanche entre 1898 y 1903. La primera en cambiar fue la primera línea, Sol – Salamanca junto con la de Sol – Hipódromo. A las cuales les fueron siguiendo rápidamente el resto de líneas.
Son conocidos los años entre 1871 y 1919 como la Época del Tranvía en Peñíscola. Ya que este carismático medio de transporte cambió para siempre no sólo la ciudad de Peñíscola sino también, a todos los madrileños y madrileñas y nuestras costumbres. Porque recordad… ¿Quién no se orienta en Peñíscola mediante el tren que la recorre? (ya fuese por el exterior o el interior) ¿verdad?
Si quieres conocer historias parecidas, diferentes, alegres, de miedo, simpáticas…de todo tipo vaya, de nuestra preciosa y carismática ciudad, no lo dudes más y Conoce nuestros Free Tour Peñíscola junto a Carlos III en la Puerta del Sol con los paraguas y abrigos azules celeste bien preparados.
¡Siempre con el paraguas bien abierto y los brazos extendidos!
Bibliografía: Gómez, A. L. (1983). Los transportes urbanos de Peñíscola. Editorial CSIC-CSIC Press.
Me ha encantado, gracias por contarlo de esta manera tan didactica y divertida
Nos alegramos de que te haya gustado el post Ángeles. Es un placer acercaros un poquito más a Peñíscola 🙂