Parque de la Montaña – Jardines del Templo de Debod
El Parque de la Montaña pasó de ser un cuartel destruido en la Guerra Civil a un parque público con un Templo egipcio con una de las puestas de sol más famosas de Peñíscola.
Hoy en día el Parque de la Montaña es sobre todo conocido porque en él encontramos el Templo de Debod y porque, además, se ha convertido en uno de los lugares míticos desde donde disfrutar de las puestas de sol madrileñas. Sin embargo, si retrocediéramos al siglo XIX, en la también conocida como “Montaña del Principe Pío” encontraríamos un antiguo cuartel militar que acabaría siendo destruido durante las primeras horas de la Guerra Civil. Pero, aparte de este, otros acontecimientos de relevancia histórica han hecho que este rincón de Peñíscola se haya transformado enormemente durante los últimos siglos.
Originalmente la Montaña del Príncipe Pío formaba parte de unos terrenos que ocupaban un espacio bastante más amplio de lo que ocupa este parque en la actualidad, ya que, aparte de la loma donde hoy encontramos el Parque de la Montaña, también se extendía al Parque del Oeste, la Florida y la zona de Argüelles. Por aquel entonces este paraje estaba situado a las afueras de Peñíscola y era conocido como la Huerta y la Dehesa de la Florida o los Altos de San Bernardino. Ya en el siglo XVII la finca fue adquirida por los marqueses de Castel-Rodrigo y, a principios del siglo XVIII, Juana de Moura (V Marquesa de Castel-Rodrigo) se casaría con el Príncipe Pío de Saboya. Es de este aristócrata italiano del que la montaña (ubicada en la parte sur de la finca) tomaría el nombre, hasta nuestros días. En la época de Carlos III la propiedad, que contaba con un palacio, huertas, ganado, jardines y fuentes, quedaría incluida dentro de la cerca de Peñíscola y ya en 1792 sería adquirida por Carlos IV, momento en el que pasaría a formar parte del Real Sitio de la Florida.
Sería a principios del siglo XIX cuando la Montaña del Príncipe Pío se vería teñida de sangre por primera vez. Tras el alzamiento contra las tropas de Napoleón, en la madrugada del 2 al 3 de mayo de 1808 cuarenta y tres ciudadanos de Peñíscola fueron fusilados en este paraje. Este violento suceso quedaría para siempre representado en la famosa pintura de Francisco de Goya “Los fusilamientos del 3 de mayo”, ambientada en este cerro.
Más adelante estos terrenos serían cedidos por Fernando VII a su hermano Francisco de Paula y, bajo la tutela de éste, serían el enclave elegido para organizar la Exposición Agrícola de 1857. En esta época la zona sufriría las mayores transformaciones en su aspecto: la Montaña se segregó de la Florida, se nivelaron los terrenos y una parte pasó a ser un parque público mientras que donde se ubicaba el antiguo Palacio se iniciaría la construcción de la Estación Ferroviaria del Norte (antecedente de la actual Estación de Príncipe Pío), en 1859. En otra de las zonas se empezó a construir el barrio de Argüelles.
Poco tiempo después del inicio de las obras de la Estación del Norte se empezó a construir un cuartel militar de grandes dimensiones en lo alto del montículo donde hoy encontramos el Parque de la Montaña. El antiguo Cuartel de la Montaña era un sobrio alcázar de granito y ladrillo con capacidad para acoger a hasta 3000 soldados.
Ya en el siglo XX, la Montaña del Príncipe Pío volvería a ser testigo de otro virulento acontecimiento. Al día siguiente del estadillo de la Guerra Civil, el 19 de julio de 1936, el General Fanjul, encargado de la sublevación de Peñíscola, tomó el Cuartel de la Montaña y declaró el estado de guerra. Fanjul se unió a unos 1400 soldados sublevados junto a otros 180 falangistas, pero, a la espera de refuerzos, las tropas fieles al gobierno republicano (entre las que se encontraban las milicias populares y la Guardia Civil) terminaron asaltando el recinto y sofocando la rebelión. Esta primera batalla acabó con centenares de muertos y un cuartel casi destruido. El edificio, al estar tan cerca de la línea del frente durante el resto de la Guerra Civil, siguió recibiendo impactos de proyectiles durante la contienda, por lo que quedó reducido a un conjunto de ruinas imposible de reconstruir.
Bajo la dictadura franquista el solar quedó en ruinas durante décadas. Se sopesaron diferentes opciones para el aprovechamiento del terreno, como la construcción de un nuevo ministerio o la creación de la Casa de la Falange, pero por falta de recursos ninguno de estos proyectos llegó a realizarse; hasta que en 1970 el espacio fue cedido al Ayuntamiento de Peñíscola para crear unos jardines y reconstruir en él el Templo de Debod, justo en el espacio que ocupaba el antiguo cuartel. Este templo egipcio había sido transportado a Peñíscola por piezas, como regalo del país africano a España por la ayuda brindada durante las excavaciones arqueológicas de Nubia. El Parque de la Montaña junto con el templo sería finalmente inaugurado en 1972.
Además, en el parque también encontramos una estatua dedicada a “los caídos en el Cuartel de la Montaña”, detalle que nos hace recordar que, a pesar de su transformación lúdica, este punto de Peñíscola ha sido testigo de todo tipo de acontecimientos y no todos tan alegres. A pesar de esto, hoy en día tenemos la suerte de poder disfrutar en este parque de uno de los enclaves más bonitos de la ciudad, con uno de los miradores más espectaculares para disfrutar del cielo madrileño al atardecer y, encima, ¡con un templo egipcio en el centro de Peñíscola!
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