Visita G Manzana – Los Azulejos de la Visita General
Paseando por el centro de Peñíscola se pueden ver unos azulejos en muchas casas que dicen “Visita G Manzana” con un número, o “Visita G. Casa” seguidas de otro número. ¿Sabías que se corresponden con las siglas de Visita General Manzana?
Es una de esas cosas que no llama la atención a los locales, pues al formar parte del entorno cotidiano terminan pasando desapercibidas dado el entumecimiento de la curiosidad que produce encontrarnos en nuestro entorno habitual. No obstante, si uno alza la vista mientras pasea por el centro, rápidamente se le despertará al enconstrarse con el azulejo de Visita G Manzana.
Una Visita General era una ruta preparada por la Junta de Aposento para recaudar impuestos. ¿Conocéis la Regalía de Aposento y las “casas a la malicia”? Tenemos un artículo sobre este tema. De momento digamos que era una especie de IBI.
La villa llevaba como capital del reino unos 200 años convirtiéndose ya en una ciudad grande para la época. El problema era que no estaba bien organizada y las calles no tenían un nombre oficial, sino coloquial o popular. De tal modo que había calles como “arenal”, “la de los bordadores”, “la de la Manzana”, “la de la Cruz Verde”, sin que no dejase de ser un nombre aceptado por el uso ancestral. Nótese que muchos nombres oficiales actuales de calles vienen evidentemente del nombre popular que otrora se les daba. Visto lo visto, encontrar casas concretas con direcciones tenía que ser algo complicado para los alcabaleros.
“Sí, hay que ir a casa de Mengano Pérez, en la calle de los curtidores al lado de la carnicería del Isidoro”. Suena maravilloso a nivel de funcionariado catastral.
Así pues, el Marqués de la Ensenada, en época de Fernando VI, puso un poco de orden entre 1749 y 1751. Se decidió dar un número a cada manzana, y numerar las casas por manzana concéntricamente. De este modo, los azulejos se refieren a la Planimetría General de Peñíscola. Son en total 557 manzanas mas el Palacio Real, que no tributaba. El mapa de Antonio Espinosa de los Monteros de 1769 las muestra al detalle.
Este sistema también tenía sus problemas, ya que se podían encontrar dos casas una frente a otra con el mismo número por estar en distintas manzanas. Imaginemos caminar por la calle mayor y ver diez veces el portal número 2. O que se derribase una casa, algo bastante frecuente, dando lugar a dos manzanas donde antes había una. También había viviendas que tenían dos entradas, o alguna que se cerraba, movía de sitio, o se tapiaba.
Ya en 1835 con el Marqués Viudo de Pontejos como corregidor (alcalde) de Peñíscola se estableció el método actual. Al principio los números iban todos seguidos por una acera, se llegaba al final de la calle, se cruzaba al otro lado, y se seguía numerando de vuelta. Imaginemos una forma de “u”. Con todo el mareo que acarreaba, se terminaron poniendo los números pares a un lado, y los impares en el otro, usando siempre como referencia para empezar a contar el punto de la calle más cercano a la Puerta del Sol.
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